CONTINUA DESALETEO DE TIBURONES

 

Dr. Freddy Pacheco*

 

Aunque reconocemos el esfuerzo del coordinador de Información del Ministerio del Ambiente y Energía (Minae) por minimizar los hechos documentados en el filme “Sharkwater”, donde a partir de lo que ha venido sucediendo en Costa Rica se promueven acciones en contra del cruel desaleteo, sentimos que su intento se queda en eso: en un intento inefectivo por presentar un panorama inexistente.

Dejando a un lado las inconsistencias técnicas y científicas de su artículo en LA PRENSA LIBRE del 10 de noviembre, justificadas tal vez en la información recibida del
inoperante y siempre escurridizo Incopesca, aclaramos a los estimables lectores que Costa Rica no está libre del desaleteo, que la vigilancia ha demostrado ser ineficaz, que no basta con prohibir la descarga de tiburones en atracaderos privados, pues es imposible controlar la entrega clandestina de aletas, que el Incopesca no sabe cuáles o cuántas embarcaciones pescan tiburón, que es un error decir que su caza es solo incidental, que pese a las buenas intenciones de los colegas del Colegio de Biólogos, este no puede garantizar la vigilancia a que se ha comprometido; que el mundo, a partir del documental del canadiense Rob Stewart, hoy se está enterando de la otra cara del país del “Pura vida” y que cualquier texto previo a su presentación será olvidado a pocos minutos de iniciar la proyección.

Alegar que fue circunstancial que los cineastas se encontraran quizá a la única embarcación existente que a través de tantos años ha participado del cruel desaleteo no se lo cree nadie. Si así fuere, esos mismos grupos que don Mario Zaragoza cita como garantía de que se “supervisa” su pesca, no andarían de campaña en campaña solicitando firmas para pedirle al Presidente de la República detener el desaleteo (o “aleteo” como dicen ellos). La película ya ha sido exhibida en varios países y se prevé que irá a tener un impacto monumental, por lo que el vano intento por presentar una realidad diferente no se justifica.

Cuando iniciamos la lectura del artículo del funcionario del Minae en que amablemente se refiere al nuestro del 6 de noviembre (también por este prestigioso diario) por un momento creímos que se nos iba a anunciar lo que muchos esperamos: que el gobierno de Costa Rica emitiría un decreto ejecutivo prohibiendo la exportación de aletas de tiburón, medida que ha demostrado su efectividad en las islas Bahamas para erradicar, de una vez por todas, la criminal práctica del desaleteo y que serviría para dar cierto sustento a la relanzada “Paz con la Naturaleza”, que nos legara el ex presidente Abel Pacheco.

Esa, don Roberto Dobles, es la única medida que podría tener un efecto como el que se busca en pro de mitigar el daño a la imagen de Costa Rica, derivada de los hechos ilustrados en el filme. Sabemos (porque así lo hemos sentido) que algunos interesados en mantener financiamiento internacional para la realización de las citadas campañas, no ven con simpatía una acción efectiva y firme como la que proponemos. Por ello instamos a las autoridades del Poder Ejecutivo para que reflexionen sobre la propuesta, independientemente de los grupos de interés, para que valoren su factibilidad y el costo oportunidad. Ese sería un buen mensaje para la cita de la ONU de diciembre, para así tener algo que ofrecer de parte de la resucitada “Paz con la Naturaleza”, como ejemplo para la región centroamericana. Seguir en lo mismo es continuar con el “nadadito de perro” que no nos está llevando a ningún lado.


* Catedrático UNA

NOTA IMPORTANTE: En el programa “7 DIAS” del Canal 7, emitido el lunes 19 de noviembre, el señor viceministro del Minae, don Jorge Rodríguez, informó que el gobierno de la República prohibirá la exportación de aletas de tiburón.  Sin duda un triunfo importante en pro de la defensa de los tiburones torturados. Esperamos que no haya que “recoger firmas” ni financiar campañas millonarias para que efectivamente se haga realidad esa medida.
Freddy Pacheco